¿Qué? ¡En el baúl misterioso no había nada de nada! ¡Me siento engañado por mis abuelos! Buaffff, menudo rollo.
Mi abuelo miró a la abuela extrañado ante semejante circunstancia.
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| Baúl Misterioso |
- Menudo papelón están haciendo los dos. Mejor será que me vaya con papá y mamá cuando vengan a recogerme el domingo por la noche, porque mi abuelos son unos rollos y me han engañado - pensé.
- Abuelos me habéis engañado, aquí no hay nada. ¿Por qué me habéis contado un cuento de niño pequeño? Yo ya soy todo un hombrecido con 9 años que tengo. ¿Qué os creéis? ¿Sabéis? me quiero ir a mi casa con mis padres, y quiero llamar a mi mamá - dije con los brazos cruzados en mi pecho.
Abuelo se agachó y me dijo:
- John te contamos toda la verdad, y si no nos crees comprendemos tu postura. Nosotros somos los primeros sorprendidos ante esta situación.
La abuela rompió el silencio y también compartió unas palabras, y la verdad, las mejores que había escuchado en todo el día.
- ¿Quién quiere un trozo de pastel recién hecho de chocolate? Anda vamos que con un buen dulce se nos pasará el enfado y la frustración a todos ¿Os parece?
- Yo me apunto abuela. - dije saliendo el primero del desván.
La abuela y el abuelo venían cabizbajos detrás de mi, sin hablar, pero cogidos de la mano.
- ¡Que raro! Todo esto me parece muy raro, de verdad.
De repente, un claxón de automóvil se escuchó ahí fuera.
- Esa es mamá ¡qué bien! Abuela mamá ha venido. - grité.
Salí corriendo y abrí la puerta ilusionado olvidándome completamente del baúl misterioso.
- Mami, mami. Ha venido mami ¡Bien!
Mi madre me tomó en brazos y juntos entramos en casa. Después de los besos y abrazos entre ella y mis abuelos pasamos a la cocina a tomar un buen trozo de pastel de chocolate.
- Mami me quiero ir a casa contigo, es que este fin de semana es algo aburrido aquí ¿verdad abuelo?
El abuelo bajó la cabeza, mientras le hacía una seña a mi madre extraña, dándole a entender que por teléfono le explicaría.
- Sí, John recoge tus cosas que nos vamos para casa ¿vale?
Dicho y hecho recogí mi ropita, libros y juegos que me había llevado a casa de mis abuelos para pasar el fin de semana. Después de despedirme de mis abuelitos, mamá me montó en el coche y me puso el cinturón de seguridad. Arrancó y nos fuimos para casa.
- Por fín, nos vamos que tengo ganas de jugar con mis dinosaurios que me regalaron por navidad.
Pero ¿qué pasó con los abuelos?
El abuelo confundido se sentó con su esposa mientras conversaban todo aquello acontecido. Se sentían tristes porque ellos habían contado toda la verdad, pero no entendían nada de aquella situación. Al llegar la noche, después de cenar, sobre las 12 de la noche se dispusieron a irse a dormir. Una vez en la cama escucharon las campanadas de media noche de su reloj viejo de pared del salón.
De repente, un estruendo se escuchó que provenía del desván. Sin pensárselo dos veces, juntos salieron de la cama y cogidos de la mano subieron muy asustado. El abuelo tomó el pomo de la puerta y la abrió. De repente, ésta se abrió sola y una luz cegadora los dejó totalmente fuera de sí por unos instantes. Pero ¿qué estaba pasando allí?
Una aventura que has acabo perdiéndote por pecar de impulsividad, debiste esperar a las 12 de la noche, porque esa es la hora mágica en el ocultismo. Si bien, los acontecimientos paranormales pueden ocurrir a cualquier hora, pero sin duda alguna, este hora es muy especial para muchos practicantes del ocultismo de luz.
FIN
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