EL ESPEJO DE ORO Y LAS MAZMORRAS OSCURAS

La mañana amaneció radiante, repleta de un auténtico esplendor y luz. No sé como había llegado dentro de la casa, y menos aún a la habitación de mi bella dama que me conquistó la noche anterior. ¡Menuda belleza de chica! No me lo podía creer.

Espejo Dorado en la Pared

Me levanté y vistiéndome deprisa salí de allí con dirección a la cocina para ver si ella podría estar en aquel lugar. Aunque por lo visto me equivoqué. Decidí ir a investigar el resto de la casa, y por casualidad di con un misterioso desván. 

EL ESPEJO MÁGICO DORADO

Como ya no me fiaba de nada ni de nadie empuñé la espada y comencé a subir las estrechas escaleras de subida. Un ruido escuché de repente procedente de aquel lugar. Al llegar no vi nada extraño tan sólo un espejo con los marcos en color oro justamente apoyado en la pared.
Yo me aproximé para investigar más de cerca, y algo me dijo a nivel de intuición que podría entrar en él a través del cristal. Así que probé, aunque lo sorprendente fue que había sido teletransportado al salón de la casa, pero ahora se encontraba vacía, habían desaparecido todos los muebles.
- ¡Vaya, pues sí que era extraño! - hablé para mí mismo.
Me giré de nuevo para mirar el espejo, y de él salió una diminuta hada mágica luminosa que se posó justamente en mi nariz, y me habló:
- John, este espejo es mágico y te llevará a donde tú lo desees. Tan sólo piensa en tu destino y cruza por el espejo. Aunque te aconsejo que pienses y visualices bien el lugar...
De repente, saltó y salió volando hacia el interior del espejo, a pesar que yo intenté detenerla para que me siguiera explicando. Por lo visto tenía mucha prisa en marcharse porque tardó medio segundo en hacerlo. 
Sin embargo, sentía una mirada extraña sobre mí, a pesar que me encontraba completamente solo en la habitación. Esa sensación de que era observado por alguien que no deseaba mi bienestar, siendo cada vez más intenso. 
Al otro lado la bruja oscura aguardaba sedienta de odio tramando un maligno plan. Mientras, yo estaba dispuesto a atravesar el espejo para que me condujera al castillo oscuro, donde podría enfrentarme por fin a la malvada hechicera. Crucé y para mi sorpresa llegué a una frías mazmorras.
Me encontraba encerrado en una de ellas sin poder salir de allí. No entendía lo que habría ocurrido porque mi visualización creo que había sido certera. Aunque tal vez hubo un margen de error, porque yo pensé en el castillo y no en otra habitación interior en especial. No podía creer como había pasado de la luz a la más plena oscuridad absoluta. 
En ningún momento llegué a sospechar que la bruja oscura podría estar tras todo ésto. Intenté buscar la forma de romper con las rejas pero no disponía de las herramientas adecuadas, sin embargo contaba con la ayuda del libro de los símbolos extraños. 
Lo tomé entre mis manos y busqué un conjuro que consiguiera sacarme de allí, pero por lo visto este tipo de magia no funcionaba allí. No me quedaba otra, que esperar alguna oportunidad que me sacara de aquella situación tan desesperante. 

Mazmorras Oscuras

DÍAS OSCUROS Y SOMBRÍOS EN LAS MAZMORRAS

Los días se hacían eternos y las noches frías aún más. No sé cuanto tiempo llevaba allí encerrado pero pensándolo fríamente algo me decía que esto era obra de aquella mujer malvada. Mucho recé y rogué a los seres de luz para que iluminaran mis pasos, además de mi mente... hasta que un día mis ruegos fueron escuchados. 
La barba me había crecido considerablemente y estaba muy desaliñado, sin embargo nunca tuve necesidad de comer, ni tan siquiera de beber. Algo que era totalmente de extrañar. Mis ojos estaban tan acostumbrados a la oscuridad que cuando el sol salía y sus rayos penetraban por la pequeña ventana de mi celda me molestaba. 
Una mañana escuché voces en el exterior, así que me subí como pude para ver quién podría ser, pero no alcanzaba al ventanuco, estaba demasiado alto. Sin embargo, un fuerte ruido procedente de la misma zona donde yo me encontraba se hizo notar. Alguien se acercaba a mi encuentro. 
No podía creer lo que estaba viendo ¡eran piratas! Entonces ¡no estaba en el castillo de la bruja oscura! Pero ¿dónde me encontraba exactamente? Y yo que pensaba que estaba tan cerca de ella, que incluso la podía sentir. Aquello me resultaba desesperante. 

COPYRIGHT © LIDIA M.Y.  
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