Pues la verdad que el sueño me ha dejado un poco atontolinado, así que un poco de ejercicio no me vendría nada mal. Miré desde la puerta de mi cabaña de madera, y pensé en todo aquello que podría realizar para mover un poco el cuerpo.
Después de mirar de un lado para otro tuve una genial idea "ayudar a mi abuelo a pintar el garaje".
Garabatos Marciano |
¡MENUDO GARABATO LE HICE A MI ABUELO! SE ENFADÓ MUCHÍSIMO, JEJEJ
- Abuelo, abuelo ¿puedo ayudarte, por favor?
- Claro que sí, John. Toma este bote de pintura y este pincel grande y ponte a pintar ese otro extremo del garaje.
- Vale- le contesté ilusionado.
Cogí el bote de pintura blanco, además de la brocha y me puse a pintar tal como mi abuelo me había dicho. Al cabo de un rato, al ver que mi abuelo no me estaba prestando atención decidí a ponerme hacer monigotes en la pared, al fin y al cabo, después podrían borrarse al pintar de nuevo de blanco.
Después de estar planeando cuál sería la temática de mi obra de arte, acabé pintando un alienígena, además de la oveja, los árboles y el cielo que había visto en color celeste en mi sueño, así que cuando la tenía prácticamente acabada, dejé la brocha en el suelo y me alejé para poder disfrutar a los grande de mi dibujo en la pared.
Después de estar planeando cuál sería la temática de mi obra de arte, acabé pintando un alienígena, además de la oveja, los árboles y el cielo que había visto en color celeste en mi sueño, así que cuando la tenía prácticamente acabada, dejé la brocha en el suelo y me alejé para poder disfrutar a los grande de mi dibujo en la pared.
¡Que bonita se veía! El único problema es que había utilizado pintura azul celeste y no la blanca que me había dado mi abuelo. ¡Buahhh, mi abuelo no se va a dar ni cuenta, porque le va a encantar, seguro, seguro!
- Bueno, ya está abuelo ¿qué te parece? - dije yo orgulloso.
Mi abuelo muy contento giró la cabeza. Pero de repente vi como su entrecejo comenzó a fruncirse demasiado, ahora parecía un lagarto en plena transformación de oso pardo, hasta que finalmente su cara dio paso a un profundo enfado.
- ¿Qué has hecho John? ¿Has estropeado la pared? Además, has pintado en color celeste ¿A ver como arreglo todo este desaguisado? ¡Estoy muy enfadado contigo! Ve a casa y dile a la abuela lo que has hecho ¡¿Corre?!
Mi abuelo se quedó arrascandose la cabeza mientras yo andaba cabizbajo y muy triste. ¡Yo no lo hice a mal! además mientras pintaba pensé que le gustaría, y no creí que se enfadaría tanto. Pero ¡era una obra de arte! No sé, pero mi abuelo se había vuelto un rarito con la edad.
Entré en casa y vi a mi abuela algo preocupada pero no tenía ni idea de lo que pasada.
- Abuela, el abuelo se ha enfadado conmigo y no le entiendo, de verdad. - refunfuñé yo también.
- ¿Que has hecho John, tú sabes que el abuelo nunca se enfada y si lo has conseguido por algo será?
- Nada abuela, le pregunté que si podía pintar y él me dijo que sí, así que tomé un bote de pintura blanca y otro celeste, y le pinté una obra de arte.
- Oh, John, claro que lo has enfadado ¿pintaste en color celeste? - dijo mi abuela algo preocupada.
- Sí- contesté yo
- John, ahora el abuelo tendrá que arreglar el desaguisado que has realizado ¿comprendes ahora?
- Sí, abuela, comprendo, pero no lo quiero entender. - dije negando con la cabeza.
- Vete a leer un libro John, que ahora dentro de un rato comenzaré a preparar la cena, pero antes tomate la merienda que la tienes en la mesa.
MI DIBUJO FUE UN DESASTRE. PERO ¿POR QUÉ?
Yo sintiéndome triste me dirigí a la cocina tomé parte de la merienda que mi abuela me había preparado y tal como ella me había dicho me fui a leer un libro.
- Bueno ¿qué libro será mejor que me lea ahora? - me dije mirando los libros de la estantería. Sin embargo, uno en cuestión me cautivó al instante "La Isla del Tesoro", así que lo tomé entre mis manos y me fui al salón a leerlo.
Cuanto más leía, más me gustaba. ¡Cuando tendré una aventura como ésta! Sería muy divertido.
De repente, entró mi abuelo en casa. Ya se había hecho de noche. En el reloj sonaban las campanadas de las 9:00 en punto, así que me dirigí hacia él y agachando la cabeza le dije:
Pedí Disculpas Le conté "La Isla del Tesoro"
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