En fin, dicen que la casualidades no existen, así que ésto del sueño y el caracol tendrá algo que ver en todo este enigma. La verdad que no deseo darle la importancia que no merece, pero sí que es verdad, que algo de verdad tiene que haber tras de ésto, y yo como buen aventurero no me quiero perder ni una sola ocasión para descubrir la verdad.
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| Aventura en Bicicleta |
UN VIAJE EN BICI ¿Y POR QUÉ NO?
- Bueno ¿qué puedo hacer esta tarde para no aburrirme? ¿Qué tal si me doy una vuelta con la bicicleta? - me dije a mí mismo.
Así que no perdí un momento más y fui a por mi super bici con adornos espaciales que me habían regalado mis abuelos por mi cumpleaños.
- ¡Abuelo! ¡abuelo! ¿puedo salir fuera a jugar a la bicicleta con mis amigos?
Mi abuelo me miró y asintió con la cabeza mientras me advirtió con esa voz de preocupación que últimamente utiliza para hablarme
- ten cuidado John, no corras mucho.
Yo le devolví la mirada y me dispuse en mi marcha en busca de mis amigos para jugar un rato, mientras hacia tiempo para abrir el baúl con mi abuelo.
Al llegar al lugar donde estaban mis amigos, cambié de opinión y di media vuelta para intentar convencer a mi abuelo de que abriéramos el baúl del desván, porque eso de esperar a la hora de las brujas, me parecía un auténtico rollo.
Yo no creo en esas tonterías, aunque a veces piense que pudiera tener algo de verdad. Yo más bien pensaba que allí dentro habría algún regalo para mí, que tal vez mi abuelo ocultara para que yo no pudiera verlo, así que ya era hora de que me lo diera. Al fin y al cabo sería para mí ¿no? así mejor que me lo regalara ahora.
Dicho y hecho, di media vuelta con dirección al garaje donde mi abuelo estaba pintando. Entré de nuevo en el jardín de casa con la bicicleta y me puse en la misma puerta del garaje sin bajarme, y armándome de valor le dije a mi abuelo:
- Abuelo, ya estoy listo para abrir el baúl como un valiente.
- John sabes que el baúl no podemos abrirlo hasta las 12 de la noche, que es la hora de las brujas - dijo abuelo.
- ¡Menuda tontería abuelo! yo no creo en esas cosas de niños pequeños - repliqué algo enfadado.
- No, John no es ninguna tontería, eso fue lo que nos dijo ese señor tan extraño que nos lo dio para que lo guardáramos. Llevamos conservando el viejo baúl desde hace 34 años. Así que si hoy ha llegado ese día, lo haremos a mi manera ¿vale?
- Yo no estaba convencido, así que me puse a lloriquear.
LA ABUELA ENTRA EN COMBATE
Mi abuela alertada por mis llantos salió de casa preguntándole al abuelo que es lo que realmente había sucedido para que yo estuviera tan triste, a lo que el abuelo le respondió atreviéndose a contarle todo lo que estaba aconteciendo en ese momento. Algo le hizo sentir a mi abuela bastante porque se acercó a toda prisa al garaje secándose las manos en su delantal.
- Querido ¿por qué no abres el baúl ahora? Tal vez aquel hombre sólo era un loco chiflado y ahí no hay nada extraño ¿no crees?
Mi abuelo miró al suelo, y frotándose la barbilla contestó.
- Tienes razón querida. John ¡vamos arriba abrir el viejo baúl!
Allí íbamos todos al unísono a descubrir el misterio que encerraba aquel baúl. Solté la bicicleta en el suelo y me dispuse con mis abuelos a subir la escalera de casa. A mi abuelo le temblaba la mano, como si tuviera miedo. Sin embargo, yo que era todo un valiente se la apreté con fuerza para darle a entender que yo lo protegería.
Llegamos al desván y nos pusimos todos frente al baúl misterioso. Mi abuelo tomó unos alicates viejos que tenía por allí, y apretó el oxidado candado para abrirlo.
Ya está, el candado estaba roto, sólo quedaba abrir la tapa. ¡Por fin!
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| Abrir el Misterioso Baúl |
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