Después de mucho meditar sobre que sendero debía coger, creo que finalmente tomé la opción que creí más acertada, transitar hacia el nuevo sendero que había aparecido ante mí. Sin pensarlo dos veces, y acompañado de mi espada de samurai, mi libro de los símbolos extraños y aquel mapa que encontré en el ático de mi abuelo me dispuse sin temor a investigar adonde me llevaría.
Túnel hacia la Playa de las Calaveras |
EL NUEVO SENDERO
El túnel era frío y oscuro, sin embargo algo de luz se podía vislumbrar al final del camino. Así que mantuve el paso ligero para llegar lo antes posible a mi destino... hacia la claridad del final. En verdad, mientras caminaba me encontraba inmerso en mis pensamientos cuestionando sobre cuanto había cambiado mi concepto sobre la vida.
Sentía mucha añoranza por las personas que había dejado atrás. Aquellos seres queridos que tanto amaba fielmente. Y que tal vez no podría ver jamás. Además, de la perdida de mi amor de infancia, y el por qué la gitana me había trasladado hasta allí. Algún fundamento tendría para hacerme recordar semejante tragedia.
Un rayo de luz me cegó durante unos instantes, y aunque quise tapar un poco los ojos con mis manos para intentar enfocar mejor con mi vista, no lo conseguía totalmente. Ya estaba próximo a la salida del túnel, e incluso podía oler ese olor característico a agua de mar.
Cuanto más me acercaba más se podía escuchar el sonido del océano, cosa que ciertamente me tranquilizaba. Al seguir avanzando en el suelo pude comprobar que existían granos de fina arena dorada. Finalmente, pude contemplar el más maravilloso paraíso que jamás había podido soñar.
Una idílica cueva repleta de mar y arena en color oro, ya que entre sus granos existían pequeñas trazas de piedras preciosas que brillaban al contacto del sol, rayos provenientes de una gran abertura en la roca, dejando las descubierto una salida cuya dirección era el inmenso océano.
No podía creer lo que estaba viendo... estaba inmensamente boquiabierto. Sin embargo, había algo que me sacó de aquella situación que me embelesaba. Un ruido estruendoso me sacó de mi momento de grata meditación. De repente, un barco fantasma se dejó ver desde la mismísima salida.
El luminoso día se convirtió en noche, y de aquellas aguas turquesas comenzaron a emerger una rocas aterradoras, que incluso iban convirtiendo el color del océano en un espeluznante color negruzco. Una pregunta incesante surgía constantemente de mi cabeza ¿qué estaba ocurriendo?
La belleza natural del paisaje se estaba convirtiendo en un espectáculo desolador, oscuro y horrible. Miles de calaveras salieron a flote, haciendo que mi miedo interior aflorara en su mayor intensidad. Asustado quise volver al túnel, pero no lo encontraba, estaba totalmente sellado. El portal se había cerrado.
Allí estaba yo totalmente aterrado y sin saber qué hacer, ni tan siquiera que pensar. Absorto en mis pensamientos terroríficos, me senté en la oscura, sombría y negra arena. Cuando estaba a punto de llorar, parece que algo me sacó de mi amargura.
En una de las piedras centrales de la cueva, emergiendo de aquellas frías aguas, salió una hermosa sirena de cabellos largos. Era joven y esbelta. Y en su cintura portaba un cinturón donde colgaba una llave. Se acomodó en la piedra y me miró fijamente.
- John no tengas miedo, si deseas salir de aquí debes ayudarme. Yo tengo la llave que te abrirá la puerta a otro mundo mejor, pero debes llevarme contigo. Me siento sola y desamparada, no quiero estar más tiempo aquí. ¿Quieres ayudarme? - dijo ella muy triste y cabizbaja.
Deseas Ayudarla Prefiero seguir mi camino
Cuanto más me acercaba más se podía escuchar el sonido del océano, cosa que ciertamente me tranquilizaba. Al seguir avanzando en el suelo pude comprobar que existían granos de fina arena dorada. Finalmente, pude contemplar el más maravilloso paraíso que jamás había podido soñar.
Cueva de las Sirenas
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LA PLAYA DE LAS CALAVERAS
Una idílica cueva repleta de mar y arena en color oro, ya que entre sus granos existían pequeñas trazas de piedras preciosas que brillaban al contacto del sol, rayos provenientes de una gran abertura en la roca, dejando las descubierto una salida cuya dirección era el inmenso océano.
No podía creer lo que estaba viendo... estaba inmensamente boquiabierto. Sin embargo, había algo que me sacó de aquella situación que me embelesaba. Un ruido estruendoso me sacó de mi momento de grata meditación. De repente, un barco fantasma se dejó ver desde la mismísima salida.
El luminoso día se convirtió en noche, y de aquellas aguas turquesas comenzaron a emerger una rocas aterradoras, que incluso iban convirtiendo el color del océano en un espeluznante color negruzco. Una pregunta incesante surgía constantemente de mi cabeza ¿qué estaba ocurriendo?
La belleza natural del paisaje se estaba convirtiendo en un espectáculo desolador, oscuro y horrible. Miles de calaveras salieron a flote, haciendo que mi miedo interior aflorara en su mayor intensidad. Asustado quise volver al túnel, pero no lo encontraba, estaba totalmente sellado. El portal se había cerrado.
Allí estaba yo totalmente aterrado y sin saber qué hacer, ni tan siquiera que pensar. Absorto en mis pensamientos terroríficos, me senté en la oscura, sombría y negra arena. Cuando estaba a punto de llorar, parece que algo me sacó de mi amargura.
En una de las piedras centrales de la cueva, emergiendo de aquellas frías aguas, salió una hermosa sirena de cabellos largos. Era joven y esbelta. Y en su cintura portaba un cinturón donde colgaba una llave. Se acomodó en la piedra y me miró fijamente.
- John no tengas miedo, si deseas salir de aquí debes ayudarme. Yo tengo la llave que te abrirá la puerta a otro mundo mejor, pero debes llevarme contigo. Me siento sola y desamparada, no quiero estar más tiempo aquí. ¿Quieres ayudarme? - dijo ella muy triste y cabizbaja.
Deseas Ayudarla Prefiero seguir mi camino
Foto Por Cortesía: es.forwallpaper.com
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