El destello de luz me había dejado exhausto, pero yo no iba a permitir que ni el miedo ni la indecisión hiciera acto de presencia en mi aventura. Yo debía conocer el misterio de todo lo que estaba aconteciendo, y sobre todo rescatar a mis abuelos, además de buscar a aquella bella dama que me había besado momentos antes.
Aún podía oler su perfume y sentir el mágico beso que me había dado. Nunca antes me habían besado, a pesar de mis 24 años de edad. Yo sentía que algo dentro de mí había cambiado, y que el amor ahora ardía entre mis venas.
La Mujer Guerrera del Castillo |
YO EL VALIENTE GUERRERO
Valientemente me dispuse a entrar en aquel castillo tenebroso, acompañado de mi espada, el libro del símbolo extraño, y el mapa. Una vez más me encontraba justamente frente a la puerta, la toqué levemente para poder entrar, pero para mi sorpresa, ella misma se abrió completamente sola. Parece que me estaban esperando.
Un chirrido se escuchó al abrirse y yo tomando mi espada samurai entre mis manos, entré muy sigilosamente. Miré de un lado a otro, pero la poca visibilidad no me dejaba vislumbrar bien el interior de una gran sala que se abría ante mí. Poco a poco mi vista se iba adaptando a la luz de las velas.
Mis pasos crujían dándome la sensación de que había alguien justamente detrás. Seguí avanzando mirando a todos los lados incesantemente, sin conseguir ver a nadie. De repente, llegué a una habitación central en círculo donde existían muchas puertas alrededor de mi, tan sólo podía ver el pasillo por donde yo había entrado y aquellas posibles salidas que me dirigirían a quién sabe donde.
Me quedé quieto unos instantes, al escuchar unos pasos. Me giré hacia atrás, y pude ver la figura humana de una mujer que se me acercaba lentamente. Por un momento pensé que sería aquella bella dama que me besó, así que dentro de mí me alegré, sin embargó no bajé la guardia en ningún momento, por ello sujetaba con fuerza la espada, por si tenía que utilizarla en mi defensa.
LA EXTRAÑA MUJER GUERRERA
Cuanto más se acercaba hacia mí, más asustado estaba, porque no sabía cual sería el cometido de aquella inesperada visita. Al fin, después de un rato de incertidumbre pude ver a una señora que vestía de forma insinuante con aspecto de guerrera.
Sus ropajes eran extraños, y más bien parecía un bañador en color morado con unas telas transparentes de lino. Además, portaba en su mano un gran espejo. No tenía ni idea que venía hacer allí, y a pesar de su gran belleza física, no me aspiraba confianza. Finalmente, la señora me habló.
- Hola John, vengo a mostrarte algo que tal vez no sepas. Puedes bajar el arma porque no tengo intención de hacerte daño. Quiero que te mires en este espejo y comprenderás mejor el por qué estoy aquí.
Yo bajé la espada pero seguía sujetándola fuertemente, ya que no me fiaba en absoluto de aquella mujer. Me acerqué al espejo y de reojo me miré en él. Al mirarme sentí más miedo de lo que veía reflejado en él, que en la propia mujer que lo sostenía.
- Pero ¿este soy yo? - pregunté extrañado y muy exaltado.
En el espejo veía a un hombre mayor, con barba blanca y señales pronunciadas del paso del tiempo. En pocas palabras repleto de arrugas. No me podía creer lo que estaban viendo mis ojos.
- John, no sé si recuerdas, pero una vez estuviste en una cueva con dos salidas, una te llevaba al pasado y otra al futuro, y por lo que puedes imaginar ahora estás en el futuro. Así que no te asustes porque yo estoy aquí para ayudarte - me dijo ella con voz tranquilizadora.
- ¿Quién eres y qué me has hecho? ¡Vete de aquí y devuélveme a mi tiempo! - grité enojado.
- John, no puedo devolverte a tu tiempo porque tienes una misión aquí. Has venido para encontrarte a tí mismo, y así curar tu interior, ya que sólo así podrás salvar al mundo, porque como bien sabes, eres el elegido.
- ¡Y dale con el elegido! ¿Qué pasa que todo el mundo se ha puesto de acuerdo en decírmelo? Pues, este juego no me está gustando ya. Quiero volver a mi tiempo y olvidar lo ocurrido. No puedo más. Prefiero superar la pérdida de mis abuelos, y afrontar todo lo que me ha ocurrido en la vida - dije muy enfadado.
Aparté a la señora y su espejo de mi camino disponiéndome a volver por el pasillo por donde había entrado. Cuando iba a mitad de camino y en plena oscuridad de las velas, la señora me habló a lo lejos.
- John ¿seguro que no deseas volver a verla? ¿No quieres recuperar al verdadero amor de tu vida, a aquella a la que perdiste accidentalmente? ¿Ya no la amas?
Yo frené mis pasos en seco. Algo se me movió por dentro en mis entrañas, y dos lágrimas cayeron al suelo, provenientes de mi tristeza interior. Un mal recuerdo de mi infancia, que ni tan siquiera podía recordar, pero que tuvo que hacerme mucho daño, porque si no no hubiera clavado los pies en el suelo, frenando mi huida de aquel extraño castillo.
Salir del Castillo Acercarme a la Mujer
COPYRIGHT © LIDIA M.Y.
Foto Por Cortesía: Wallpapers
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Ayer empece a leerle este cuento a mi hija y cuando llegamos al momento de elegir como continuar no esta habilitado los botones, podran solucionar este inconveniente.
ResponderEliminardesde ya muchas gracias por todo.
Hola Lucho, es cierto lo que comentas, y siento mucho las molestias ocasionadas por estar la historia sin terminar, en estos días intentaremos actualizar de nuevo. Saluditos
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